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Mostrando entradas de febrero, 2016

El bar de la estación de Valentín Alsina

Paisaje de desván de cosas inconclusas y ya viejas arrumbadas sin orden. La luz dorada de la tarde de verano lo vuelve bello como una mano muerta. El andén silencioso sin los trenes. Tu Citroen estacionado afuera. Si esto fuera una película francesa vendríamos huyendo de algo. Nos sentamos en el bar casi desierto por donde el tiempo hace veintiséis años que no pasa. Las paredes son de un verde espeso, como en un óleo y los espejos parecen aguas estancadas. En el silencio antiguo, el tiempo se ahonda y reconozco, en los bananeros iluminados por el sol al otro lado de las vías de maniobras, un lugar de mi infancia. La puerta del bar enmarca ese fragmento de otro tiempo que aquí, al sur de todo, se ha conservado intacto. Allá está la cortina de tiras de hule de cuyas estrías guardo un recuerdo táctil. Aquellas cortinas venían multicolores y hacían "flap, flap, flap" cuando se las atravesaba a gran velocidad y baja altura siendo niños, sin una imagen que...
El amor es un relato que nos deja a la intemperie, a estar expuestas al destino de fracasar, porque el amor, a pesar de estar hecho de la materia del deseo, está libre de él y hace lo que quiere con nosotras. Porque sabemos bien que a pesar de San Valentín y su ejército voluntario de corazones biempensantes, de corazones con relleno Bon o Bon, todo amor es un amor ya perdido, todo amor es un amor que se ejercita en la angostura de una cornisa sobre un paisaje vacío de 360 grados. Porque si bien alguien dijo que amar es vivir en la temperatura de la eternidad, sabemos que el amor es aquello que no puede detenerse para evitar que se pierda. Por eso no me ofrezco en carne viva ni me ofrezco desollada, me ofrezco reafirmando mis potencias y sabiendo que soy por mí misma narrada. Porque podemos dejar de amarnos pero no podemos dejar de narrar ni de narrarnos. http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/subnotas/8639-866-2014-02-14.html

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El dormirse en los brazos de alguien que se ama tiene algo de sagrado: algo que sobrevive de un rito primitivo es más que acurrucarse como los animales en días de tormenta es un cuerpo un santuario para el otro: el enla- ce es un pacto de cara hacia el futuro una alianza que no debe romperse ahora entra en contacto la sangre con la sangre y la respiración con la respiración como si fueran manos tocándose, estrechándose. James Laughlin
El pueblo es mío en bicicleta las orejas se tiran para atrás puedo inventar el viento si pedaleo cuando llueve ando más fuerte y la lluvia me escribe telegramas húmedos me dibuja en el cuerpo un mapa se parece al de mi pueblo pero es infinitamente mayor. de "40 velocidades, colección de poemas en bicicleta" Roberta Iannamico