Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2016
Un palacio de cristal rodeado de sombras azotado por las olas de las sombras. ¿Era esto la vida? ¿Pero es la muerte la sombra invasora? Venimos de la vida, de la gran vida, y hacia la vida, la gran vida, vamos, a través de una forma efímera hermana de la piedra y del arco-iris, sí, Marie Colmont. Es el retorno, entonces, la muerte. amiga de la voz segura y luminosa que nos muestra los hilos infinitos, todavía trémulos, que nos ligan a todas las criaturas del universo, en espera. Sí, desde el abrazo humano, como tú dices, nos elevaremos a la gran hermandad. Desde la casa segura y limpia de la tierra, desde la casa hermosa y noble, en medio de las triunfantes aventuras, por entre las fuerzas misteriosas que ceden, la criatura humana entablará las más puras relaciones con todas las cosas que tiemblan en su halo sensible esperando nuestras miradas amorosas y nuestras caricias inteligentes. Y con los animales, sí, con todos, vidas todavía tan misteriosas y turbadoras. ¡Con todo! Hay tantas
A ver, a ver, a ver, repetía antes de morirse como si algo le tapara la visión del otro camino ése que ella ya tenía delante de las narices pero que la dirección de su cuerpo aún se negaba a tomar. A ver, a ver, a ver, siguió insistiendo hasta el cansancio mientras los que rodeábamos su cama queríamos ver también si es que realmente algo visible, un ángel o cualquier otra aparición, metida de lleno en la asepsia de ese cuarto podía darnos la clave médica de que algo estaba por pasar. Después de que murió me sentí culpable de haberla confrontado con sus fantasmas a ver qué, mamá, a ver qué, a ver qué. Y aunque nada había para ver, eso es seguro, ella encontró, parece, el objeto que buscaba porque de un minuto para otro se quedó muda mientras yo con la pregunta en la boca me fui rumiando las razones de todos los asuntos del mundo que en la cadencia insoportable de su repetición no tienen, no tienen y no tienen ninguna respuesta. Tamara Kamenszain De El eco de mi madre (2010)

razones de gravedad

cuando el viento es de agosto y pega como ahora en la cara y se levantan remolinos de hojas de papeles manchados con grasa pienso en vos no hay nada romántico en eso es más simple: tengo la cabeza sucia con tus ojos, tengo los oídos llenos del coltrane viejo que usamos esa tarde, ¿o fue un mingus? por eso voy por la ruta y escucho cuando el chofer le dice a otro que le gusta el viento porque levanta la pollerita de las pendejas y veo, en el río, el caballo flaco arrastrando un carro de arena y todo me lleva a vos pero no pienses en el amor lo mismo corre el agua sucia hacia la cloaca y es sólo un efecto de la gravedad Elena Anníbali