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Mostrando entradas de agosto, 2012
the past is a grotesque animal and in its eyes you see how completely wrong you can be how completely wrong you can be

paréntesis

Ayer sucedió lo imprevisto y un chico me trajo a mi casa. En auto. Considerando que él vive en un punto geográfico por completo opuesto al mío, fue un gesto amable de su parte. Me dijo que anotara su número, que él no tenía su celular encima. Lo dijo dos veces -en distintos momentos, claro. Le expliqué cómo tomar la autopista para volver a su hogar, y nos despedimos -durante media hora, pero ese es otro tema. Hoy a la mañana, le mandé un mensaje para preguntarle si había llegado bien. Eso fue hace más de ocho horas. No, no me angustia ni me desespera, pero me genera cierta preocupación. Primero porque me gustó un poco (y eso, desde ya, incrementa mi vulnerabilidad). Segundo porque algunas de las posibilidades que barajo en relación a su no-respuesta son: a. no le interesa saber nada más de mí, y mintió cuando insistió en que le escribiera (lo cual no sería tan grave pero el primer punto que anuncié me juega en contra); b. se perdió en el camino y terminó en una zanja del partido de La

qué vergüenza

Neon heart-dayglo eyes

Subo al tren, no hay mucha gente. Me siento enfrente de una pareja, ella de pelo rubio teñido, él parece más grande, cada tanto me mira el escote, yo intento cubrirme con mi abrigo, de vez en cuando ella me mira muy fijo, todo raro, bastante incómodo. Del otro lado de la ventana, los edificios se suceden uno tras otro, las ventanas iluminadas -algunas de tono amarillo, naranja, otras más verdesazulados -, luces y más luces, y todo se vuelve pequeño, reflejos luminosos, neón, ciudad. Una o dos estaciones después, sube un chico de los que me gustan a mí, alto, barba, un poco desgarbado, se sienta en el piso, en el vagón siguiente, estamos en diagonal, lo miro, algo de él me atrae, ahora soy yo la que mira fijo, cada vez que mira hacia donde estoy yo me empieza a latir más fuerte el corazón, lo juro, tan sola como para que intercambiar miradas con un extraño en el tren sea el momento más emocionante del día (y quién dice tal vez de la semana). Empiezo con mi fantasía romántica adolescen

veintediez

¿Viste esas cosas que duelen y no se pueden decir? Existen palabras para nombrarlas, para describirlas, intentar abordar los problemasentimiento de alguna manera, pero en realidad no, en realidad nunca podemos decir todo eso que nos duele y no pasa. A mí a veces todavía me ataca un miedo irracional a quedarme sola, sola-sola : despertarme un día dentro de quince, treinta, cincuenta años, y que no quede nadie para agarrarme de la mano y sacarme de casa cuando me vuelvo gris, nadie a quien decirle lo que siento de verdad, confesar lo que me pase con toda mi honestidad, nadie frente a quien no sienta la obligación de mostrarme feliz. Tengo miedo de perderme, de que me pierdan, de que no queden relaciones verdaderas. Te lo puedo decir, claro, porque hay palabras para todo, pero no sé si de verdad me entendés cuando te hablo.