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Mostrando entradas de julio, 2019

A finales de la primavera

Dejame imaginarme que vamos a volver cuando queramos y que va a ser de vuelta primavera no seremos más viejos de lo que nunca fuimos los gastados pesares van a haberse disipado como la nube tempranera que la mañana cruza al recobrar la conciencia lentamente y las viejas defensas contra los muertos van a retirarse y al fin van a quedar para los muertos la luz va a ser como es ahora en el jardín que plantamos acá estos años juntos de estas tardes holgadas, y el asombro W. S. MERWIN

Equilibrio

Papá aflojó los tornillos para que aprendiera a andar sin rueditas. Ella me llevó a la vereda de tierra que rodea al hipódromo, justo enfrente de casa. Y cuál es la necesidad de aprender a sostener mi cuerpo todo de nuevo. Le hice prometer que no me soltaría por nada del mundo, giraba apenas mi cuello para ver que ella siguiera ahí, corriendo justo detrás mío, agarrándome de la parte baja del asiento. "Yo no te suelto -me decía-, yo no te suelto", pero para ese entonces ya estaba pedaleando sola y no me daba cuenta de cómo ella se alejaba de mí, aun quedándose quieta entre los troncos viejos y gruesos. Me enojé tanto cuando me dí vuelta que rechacé ese objeto a un costado de la vereda y quise volver a casa. Ahora voy esquivando colectivos, haciendo finitos, calculo el tiempo exacto para pasar en rojo y no morir en el asfalto, pero así y todo no voy a reconocerlo. He decepcionado muchas veces a mi madre y sé que seguiré haciéndolo. No hay luga...