Te siento lejos, o quizás yo me siento lejos. Lo peor es que fue algo evolutivo, y no sé en qué momento empezó. ¿Cuándo te perdí? ¿Cuándo se descosió la costura que nos unía? Ahora sólo veo cómo los hilos se desvanecen, y no encuentro manera de remendar la situación. Ya no somos ángulos complementarios sino opuestos. Antes te miraba y más allá de todos los cortes de pelo, de la vestimenta, de los accesorios te veía a vos; pero ahora debo confesar que por momentos te siento ajena. No encuentro en tu mirada a la chica que conocí hace más de ocho años. Quizá yo también cambié y sin darnos cuenta, tomamos rumbos que, por desgracia, nos alejaron demasiado. Desearía descubrir un puente que nos reencuentre una vez más, porque nada sería más doloroso que no tenerte.