Te siento lejos, o quizás yo me siento lejos. Lo peor es que fue algo evolutivo, y no sé en qué momento empezó. ¿Cuándo te perdí? ¿Cuándo se descosió la costura que nos unía? Ahora sólo veo cómo los hilos se desvanecen, y no encuentro manera de remendar la situación. Ya no somos ángulos complementarios sino opuestos. Antes te miraba y más allá de todos los cortes de pelo, de la vestimenta, de los accesorios te veía a vos; pero ahora debo confesar que por momentos te siento ajena. No encuentro en tu mirada a la chica que conocí hace más de ocho años. Quizá yo también cambié y sin darnos cuenta, tomamos rumbos que, por desgracia, nos alejaron demasiado. Desearía descubrir un puente que nos reencuentre una vez más, porque nada sería más doloroso que no tenerte.
Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe
Comentarios
Tienes aqui un buen trabajo de Literatura. Muy sentimental, pero muy hermoso.
Gracias por hacerlo.
Respirar es vital y los opuestos son aun más complementario.
Ni todo ni nada, tan sólo gris.