El miedo que nos suspende por completo viene de adentro . Son los días que pasan y no vuelven. La incertidumbre de no saber dónde estás, hola, sí, a vos te hablo, te miré todo el día y vos no me ves. Otra vez la duda y todos esos pensamientos que siempre piensan en volver. Nadie tiene todo. Perdón, nadie sabe cuando lo tiene todo, y un día, así, sin más, las cosas se pierden: primero las lapiceras, las cartas, las personas, luego la paciencia, el amor, la esperanza. No quiero morir sola, para vieja está la casa. Estoy enferma de la humedad del placard, de la naftalina en el cajón, de las goteras en mi cuarto y la incomodidad del sillón. Estoy enferma de esta tristeza que me alcanza cada vez que estoy con vos, y vos? No digas nada que no quieras decir. No me mires a los ojos con piedad, no es la mirada que busco inspirar. Yo hace años que te miro y no me notás. Menos mal que no dependo de vos ni de nadie, mejor no depositar en tus hombros porque se corrompen con facilidad. Aprendí ...