Mi respuesta valiente es que salgamos los dos a la calle esta madrugada. Que nos encontremos en la puerta de tu casa y caminemos sin prisa por ese pasillo de paredes altas, escritas con crayones por chicos que van a jugar todas las siestas. Y vos no me preguntes qué me pasa y yo no te pregunte si volviste a escribir algo desde el último lunes. Y me invites a tomar cerveza en tu dormitorio y yo tome y vos tomes y nos apure un silencio incómodo a meternos en el cuerpo del otro y vos te sonrojes cuando diga que nunca he dejado de pensar en tus piernas. Y después de coger tanto y tan lindo nos quedemos un rato acostados en tu cama, fumando bajo las aspas del ventilador de techo, o leyéndonos poesía mientras nos seca el aire y nos prepara para cancelar esta felicidad precoz y un poco caníbal. Claudio Rojo Cesca