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Mostrando entradas de diciembre, 2015
El aire arrastra olor a tierra y la tensión al máximo de su límite eriza: puede ser que llueva que un rayo caiga justo acá y lo parta todo que una chispa sea el incendio que reduzca  a cenizas lo conocido. Los pájaros errarán en busca de un cielo abierto los animales entibiarán su sangre a mordiscos suaves los árboles se combarán flexibles hasta tocar el piso. ¿sabremos, nosotros, sobreponernos al imprevisto abandonarnos al viento, a la crueldad de las costas en revuelta que nos impiden aproximarnos a la orilla? Matilde Méndez
Hoy no he hecho nada. Pero muchas cosas se hicieron en mí. Pájaros que no existen encontraron su nido. Sombras que tal vez existan hallaron sus cuerpos. Palabras que existen recobraron su silencio. No hacer nada salva a veces el equilibrio del mundo, al lograr que también algo pese en el platillo vacío de la balanza. Juarroz

Benteveo

¿Cuándo empezó a ser un lugar la noche, un lugar, no una hora, cuándo con su jarabe negro negro entró a manchar la luz? Bebíamos birras, tragábamos la sangre dorada de las horas. Éramos el sentido del luminoso verano. Fe en lo oculto, en genios que surgirían de grietas singulares. Nada de amor en las vidrieras, en todas estas camisas apiladas. Nada que esperar en el declive del aire curvo. La luz es un incidente: ningún milagro. Nadie a quien preguntarle qué falló. He soñado de mañana con aquel silencio, el olor del tiempo en un antiguo muro. A lo lejos el benteveo y su insistente pregunta: no entiendo lo que dice, no sabría contestar. Beatriz Vignoli