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Mostrando entradas de diciembre, 2017

La buena vida

Estás parado junto a la ventana. Afuera hay una nube de vidrio que parece un corazón. Los suspiros del viento son como cuevas entre tus palabras. Sos el fantasma en ese árbol de afuera. La calle está en silencio. El tiempo, de la misma manera en que el mañana y que tu vida, parcialmente está acá, parcialmente en el aire. No podés hacer nada. La buena vida llega sin aviso: erosiona los climas de la desesperación y se presenta, a pie, de incógnito, sin ofrecerte nada, y vos estás ahí.  Mark Strand

De las flores

De las flores viene esta bolsa de papel madera con los duraznos que le compramos al chico al borde de la ruta donde llegamos siguiendo los carteles que decían Duraznos. De las ramas cargadas, de las manos, de la dulce camaradería de los cestos viene el néctar hasta el costado de la ruta, los suculentos duraznos que devoramos, con piel, polvo y todo, viene el familiar polvo del verano, el polvo que comemos. Oh, llevar lo que amamos hacia adentro, llevar dentro nuestro un huerto, comer no sólo la piel, sino también la sombra, no sólo el azúcar sino los días, tomar la fruta con las manos, adorarla y luego morder dentro del redondo júbilo del durazno. Hay días que los vivimos como si la muerte no estuviera en el patio de atrás; de alegría en alegría en alegría, de un ala a otra, de una flor a otra flor a una flor imposible, a una dulce flor imposible. Li-Young Lee

Gansos Salvajes

No hay por qué ser buenos. No hay por qué caminar por el desierto de rodillas incontables kilómetros, por arrepentimiento. Sólo hay que dejar que el animal suave del cuerpo ame aquello que ama. Hablame de tus penas, yo te cuento las mías. Sigue su marcha el mundo mientras tanto. Por el paisaje, mientras tanto, el sol y los claros guijarros de la lluvia, se mueven, por los prados y los frondosos árboles las montañas y ríos. Y los gansos salvajes, mientras tanto, por el limpio aire azul volando alto emprenden el regreso. Y vos, seas quien seas, sin importar cuán solo te sentís, el mundo se le ofrece a tu imaginación, te llama como llaman esos gansos salvajes, enérgicos y ásperos, anunciándote una y otra vez el lugar que ocupás en la familia de las cosas. Mary Oliver