Soy el único hombre a bordo de mi barco. Los otros son monstruos que no hablan, tigres y osos que amarré a los remos, y mi desprecio reina sobre el mar. Prefiero aullar en el viento con los mástiles y abrirme a la brisa con las velas, y hay momentos en que soy casi un olvido en la dulzura inmensa del regreso. Mi patria está donde el viento pasa, mi amada está donde los rosales dan flor, mi deseo es el rastro que dejaron las aves, y nunca despierto de este sueño, y nunca duermo. Sophia de Mello Breyner