“Rara” –dice Quignard– llamaba Spinoza a esa primavera tras lo domesticado –a esa “debacle”. Otro pasaje de La barca silenciosa recuerda que “libertad”, eleutheria, era una palabra que un griego antiguo oía ante todo como la posibilidad de ir a donde se quiera, como la posibilidad de errar y de aventurarse en lo desconocido. Hay en la experiencia de la libertad un anhelo remoto o un eco antiguo de animal salvaje (soli-vagus: que erra en soledad), una memoria de errancia salvaje, de origen incierto, que arrastra fuera del lugar, de lo familiar, de lo interpretado, y acaso del lenguaje. Libertad, así, es ante todo exposición a la fortuna –y por tanto al error, al infortunio, al despojo y la desposesión. Libertad es abandonar la casa y perderlo todo para volver a la selva."