Viste cómo llueve? Llovió casi toda la noche y a cada cierto tiempo yo te hablaba, estuvieras donde estuvieras, aunque fuera en el extremo más inalcanzable de la tierra. Cuando llueve así, toda la noche, te decía pareciera que el mundo fuera a desprenderse de su eje, pero la sorpresa más inmensa es que el vendaval termina y todo permanece como estaba, apenas un poco de desorden que lentamente se transforma en armonía. Desde niños, vivimos sobreviviendo a catástrofes como esa, a los efectos de lo que tendría que haber pasado y no pasó: que la casa se inunde y nuestras cosas se pierdan arrastradas por la marea sucia, entre piedras y palos y restos de animales, un desperdicio más de lo que hasta entonces ha sido nuestra historia, los objetos que confirman que somos seres físicos y no un soplo filtrándose desde afuera de esa vida brutal de la materia que no se detiene jamás para incluirnos. Soñaste alguna vez, cuando llega la violencia del aguacero, con que el río se sal...