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Beso del sol

Si, como dicen, la poesía es un signo de algo
entre la gente, dejemos algo concertado desde ahora
entre nosotros, mientras todavía somos gente: que
al final de los tiempos, que también son el final de la poesía
(y del trigo y del mal y los insectos y el amor),
cuando toda la raza humana se reúna en carne y hueso,
reconstituida hasta el pliegue más ínfimo y la uñita
más diminuta del bebé, yo voy a estar parada al borde
de aquella multitud insondable con una naranja para vos,
reconstituida hasta su semilla más íntima, protegida
por filamentos blancos, en caso de que tengas sed, lo cual
no pareciera ahora mismo una suposición descabellada,
y aunque entonces no habrá poesía entre nosotros,
y al final de los tiempos, con los gansos extintos con los mares,
espero que la aceptes, y recuerdes en la tierra
que yo no sabía tocarla, todo estaba en carne viva,
y si acaso la multitud no tiene bordes
ni otra cosa de la que yo pueda ser parte, voy
a agarrar la naranja y tirarla para arriba lo más alto que pueda.

Mary Ruefle
Trad. Zaidenwerg.

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Estanque

Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe
"...la poesía no es una búsqueda consciente de consuelo, que el poeta no hace lo que hace para obtener un bálsamo, para curarse de algo. La razón es otra: no puede no hacer lo que hace. Habría que preguntarse si es necesario o no consolarse de vivir y de morir. La poesía es hacer frente a lo real, reconocerlo, convertirlo en palabras. Ese proceso es siempre una aproximación y en cierto modo es siempre un fracaso, porque siempre se podría ir más allá. Yo no sé si consuela o no. Lo que sí creo es que si hay algo parecido a la salvación, tampoco sé de qué, la poesía se parece a la salvación. Por supuesto, no es un hospital, ni un salón de baile, ni una caricia, ni la facilidad, ni la comodidad, pero es algo que cuando se experimenta incondicionalmente no se puede reemplazar. Y al mismo tiempo, por encima de todas las relativizaciones, es algo que hace sentir que la vida no es un hecho vano ni gratuito, sino que de algún modo, por esta vía y quizá por otras, admite algo parecido a una