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Hello, stranger

Por algún lado se empieza... (aunque el texto no sea muy feliz)

Despierta.
Despierta.
Se levanta como siempre porque quiere creer, necesita creer que algo será distinto hoy. Resuelve las ecuaciones porque piensa que, al descifrarlas, encontrará también la repuesta a la incógnita que es el resto del recorrido.
Estudia atentamente la historia, para no cometer los mismos errores que quienes la precedieron, la inocente no sabe que la historia la escriben los que ganan. Confía en los otros y poco a poco descubre que la maldad se oculta tras los velos más bellos. De pronto, todo lo bueno que había recibido, se desvanece como por arte de magia. ¿Es que acaso ya nada perdura? Todo se deshace con facilidad y aquello que tomó tanto tiempo construir es derribado por capricho. Perdón no es suficiente. Despacio el corazón se agrieta y los latidos se vuelven más débiles. Tendida en la cama imagina un lugar mejor. Decide que es mejor seguir así, en sus sueños ella puede hacer lo que desee, ser lo que añore. Ya salió a ver el mundo. Conoció el afuera, lo que otros llaman realidad, pero el sufrimiento que allí se experimenta la ha espantado. Es que las sociedades se dividen en aquellos que padecen y aquellos que lastiman, es que la mayoría ha olvidado cómo se sentía la risa. Después de todo, los desiertos no son tan malos y siempre que se aburra del silencio puede cantar.


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Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe

¿Que tiene que tener un poema para que te guste?

Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.