Hora: 10 de la mañana.
Muy lastimado mi corazón
Recuerdos tristes, que están latentes
Si esa es la vida, venga la muerte
Con sus rigores, será mejor
Porque en la tumba ya no se siente
Ninguna angustia, ningún dolor.
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a las 22 horas
Luchar, siempre luchar: esta es la vida
No te lamentes en tu triste canto
Feliz de aquel, que dentro el pecho anida
El valor varonil que eleva tanto!!
Llegar al fin, con el deber cumplido
Tal es el signo que al nacer traemos
Alta la frente y jamás vencido
Al sepulcro bajar, así debemos.
No te lamentes en tu triste canto
Feliz de aquel, que dentro el pecho anida
El valor varonil que eleva tanto!!
Llegar al fin, con el deber cumplido
Tal es el signo que al nacer traemos
Alta la frente y jamás vencido
Al sepulcro bajar, así debemos.
a la vuelta
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Y cuando llegue fatal la hora aquella
Ya en tu sien el laurel de la victoria,
Dí: ¡¡Grandeza del dolor mil veces bella!!
Por ti sonriendo voy hacia la Gloria
Y cuando llegue fatal la hora aquella
Ya en tu sien el laurel de la victoria,
Dí: ¡¡Grandeza del dolor mil veces bella!!
Por ti sonriendo voy hacia la Gloria
Úrsula
No conocí a esta señora y tampoco sé cuál es su historia ni la razón de tanto dolor. De ella sólo quedan estos versos y algunos encajes antiguos. Su marido, un tal Jiménez, tuvo un amorío con una tía de mi abuelo y les dejó a ella y a su hermana Julia toda su herencia.
La casa de los Jiménez supo ser lujosa antaño. Los marcos alemanes que poseían, guardados en baúles, alcanzaban para empapelar todas las paredes de la increíble mansión. Venancia y su hermana, en un acto de ignorancia, los regalaron a las empleadas de la casa.
Eventualidades de la vida.
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un saludo!