Me desperté algo aturdido y de igual manera me dirigí al baño. Afuera, el cielo comenzaba a aclarar. Despacio las sombras de la habitación daban paso a las vetas rojizas del sol que se filtraban por la ventana. La oscuridad se alejaba y el día despertaba al hemisferio dormido. Los minutos transcurrieron calmos mientras la luz se desparramaba por los campos de trigo. Pude escuchar uno o dos camiones que pasaban camino al pueblo. El reloj marcaba las seis y media.
Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.
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