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Week-end.

El viernes es, sin duda, el día más esperado de la semana: desde la primer hora del lunes, pensás lo que vas a hacer apenas termine la clase de economía y salgas por fin del tan abrumador Colegio. Y el día de hoy, después de una semana de exámenes, notas malaonda y entregas de tps, no fue excepción. A los cinco minutos de entregar mi muy-poco-seria evaluación sobre PBI y bienes de consumo y de capital, etc, etc, estaba afuera tan necesitada de aire fresco como siempre al terminar la semana. Busqué mi cuentito y luego directo donde pzk. El grupo es lindo pero antes había más hombres y debo admitir que, no sé por qué, me gustaba más. En fin, leyó el comienzo de la historia que tituló "Las posibles vidas de Bastián" y me retó - nunca puede pasar una clase sin retarme- por querer adjetivar raro como J.C., igual todo bien. Pero, por suerte y al fin después de tanto tiempo, le gustó el tono del relato. Cuando terminó la clase, brindamos con champagne Navarro Correas por el final de la novela de otro alumno (ya premio del Fondo Nacional de las Artes).

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Estanque

Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe

¿Que tiene que tener un poema para que te guste?

Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.

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