Yo despierto, es temprano y al mismo tiempo es tarde, como todos los días, tarde y temprano a la vez, si no existieran los relojes nadie sabría si es tarde o temprano, ¿y para qué, entonces, existen los horarios, por qué a veces es tarde y a veces temprano?, yo no soy eso, no quiero ser eso, no quiero reglas ni leyes ni decretos, no quiero sus decretos, mientras vivas en esta casa, bajo este techo, vas a tener que respetar mis reglas, sus leyes, porque ellos lo dicen, porque dependo de, sí, creciste pero no tanto, en la foto de la billetera de mamá todavía tenés cinco años, cinco minutos más en la cama, bajo las cuatro frazadas, y llego tarde otra vez, cuando yo era chico, no, no soy como vos, soy otra, distinta, quizás nos parecemos, sí, podríamos parecernos, pero no somos una, la misma, sino dos, diferentes, el color de ojos, los gestos, la sonrisa, son sólo detalles, yo no soy como vos, vos que vas a ser, ¿y vos qué vas a ser?, abogada como tu abuelo y tu madre, vos que vas a estudiar en el Colegio igual que tu padre, vos que vas, vos que, bosque, vos en el bosque, lejos de la ciudad, de los edificios, los horarios y sus decretos, en el bosque no hay reglas, sólo vos, la naturaleza, el silencio, no más ruidos gritos voces, ya no, y no vas a depender de, como ella ese día, sentada sobre las piedras junto al arroyo miraba el agua fluir como el tiempo, que pasa y no vuelve, el río siempre cambia y es otro pero también es el mismo y no tiene reglas, va por donde quiere, ¿y ella?, ella por momentos habrá sido río y por otros no, habrá sido horarios, habrá respetado los decretos, pero yo no soy como vos, soy distinta, soy otra.
toda la semana luchando por levantarme temprano y finalmente el domingo (otrora día predilecto de la fiaca y el descanso) me levanto sin despertador a las 07:30 am. no voy a luchar con este signo de la adultez, lo acepto como las primeras líneas de expresión que comienzan a marcar un surco en mi frente (aún me resisto al botox aunque me hice amiga del retinol). hay algo muy bello en el silencio de las mañanas de domingo, en el sol tibio de mayo y la suavidad de esta brisa otoñal. dentro de poco, se cumplirá un año desde que me despedí de Silvestre. todavía no sé si me acostumbro a su ausencia, y a veces pienso que no lo pienso lo suficiente (nigún duelo es lineal). ¿me recordarán aunque no esté muerta? ¿y cuando ya no esté de verdad? ayer inició el ciclo de despedidas de una amiga que se muda de país para estar cerca del hombre que ama. yo también imaginé un futuro así, aunque no prosperó (ya casi no recuerdo ese momento, pero sucedió). no puedo imaginar el vértigo que implicaría ...
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