Bueno, nada (o más bien la mayoría) de lo que dije en el post anterior sucedió finalmente. Ni la acompañé a B. al sanatorio, ni fui a la fiesta de N., ni vi al rugbier divino, pero sí se mantuvo todo en cero, en nada, as usual. Tuve semanas muy cilotímicas, muy extrañas, con dos velorios en un mismo fin de semana, notas decepcionantes, risas con amigas, y pasar de sentirme una cucaracha idiota a sentirme una wonder woman, man. Además volví a ilusionarme mucho con J.M. (es tan nerd, me encanta), ni hablar de las ganas de mandarle un mensaje ya mismo "Conseguí El maestro de música, la vemos juntos?", pero no, hay que abstenerse, no es bueno mostrar la desesperación tan pronto.
Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.
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