Ya no sé qué hacer. I mean, qué se hace con un flaco de veinticinco que actúa como si tuviera once y nunca se sabe bien qué le pasa? Si alguien sabe, se aceptan sugerencias porque ya estoy cansada de todo esto (oh, Dios, acaba de conectarse y eso que ya casi son las doce!! Y lo peor es que no sirve de nada -o más bien para verificar que no le intereso o es un pelotudo- porque seguro no va a hablarme, como siempre soy yo la que toma la iniciativa). Estoy harta de sentirme una pelotuda. Estoy harta de sentirme sola, de ser un cero a la izquierda (dale, forrooo, hablame). Soy una idiota (ya está, se desconectó de nuevo). La puta madre que lo parió.
toda la semana luchando por levantarme temprano y finalmente el domingo (otrora día predilecto de la fiaca y el descanso) me levanto sin despertador a las 07:30 am. no voy a luchar con este signo de la adultez, lo acepto como las primeras líneas de expresión que comienzan a marcar un surco en mi frente (aún me resisto al botox aunque me hice amiga del retinol). hay algo muy bello en el silencio de las mañanas de domingo, en el sol tibio de mayo y la suavidad de esta brisa otoñal. dentro de poco, se cumplirá un año desde que me despedí de Silvestre. todavía no sé si me acostumbro a su ausencia, y a veces pienso que no lo pienso lo suficiente (nigún duelo es lineal). ¿me recordarán aunque no esté muerta? ¿y cuando ya no esté de verdad? ayer inició el ciclo de despedidas de una amiga que se muda de país para estar cerca del hombre que ama. yo también imaginé un futuro así, aunque no prosperó (ya casi no recuerdo ese momento, pero sucedió). no puedo imaginar el vértigo que implicaría ...
Comentarios