La semana pasada fui tres veces a terapia, y aún así no logro calmar mi ansiedad ni mi tristeza. Hoy dije cosas que no debería haber dicho, y no quiero ni pensar en la tormenta que se avecina. Aparte no estudié nada, me va a ir horrible y no sé qué voy a hacer después. Hundirme en un pozo de angustia, seguro -as usual. Quisiera ser más organizada, más equilibrada, con todo. Tengo ganas de dormir hasta fin de año.
toda la semana luchando por levantarme temprano y finalmente el domingo (otrora día predilecto de la fiaca y el descanso) me levanto sin despertador a las 07:30 am. no voy a luchar con este signo de la adultez, lo acepto como las primeras líneas de expresión que comienzan a marcar un surco en mi frente (aún me resisto al botox aunque me hice amiga del retinol). hay algo muy bello en el silencio de las mañanas de domingo, en el sol tibio de mayo y la suavidad de esta brisa otoñal. dentro de poco, se cumplirá un año desde que me despedí de Silvestre. todavía no sé si me acostumbro a su ausencia, y a veces pienso que no lo pienso lo suficiente (nigún duelo es lineal). ¿me recordarán aunque no esté muerta? ¿y cuando ya no esté de verdad? ayer inició el ciclo de despedidas de una amiga que se muda de país para estar cerca del hombre que ama. yo también imaginé un futuro así, aunque no prosperó (ya casi no recuerdo ese momento, pero sucedió). no puedo imaginar el vértigo que implicaría ...
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