Ayer a la noche logré una salida al teatro con el nerd, desde ya fue medio una engaña pichanga (en teoría iba a venir más gente, pero al final nadie pudo), pero bueno, la soledad genera actitudes desesperadas. Igual estuvo bien, la obra me gustó y ambos coincidimos en que su tema era la soledad. Una vez que terminó, caminamos bastante y fuimos a tomar un café, hablamos mucho, pero aún así. No sé, es raro, y lo peor es que me encanta. Debería tratarlo en terapia, ¿por qué siempre me enamoro de gente que no se interesa por mí? ¿Cómo le digo que no quiero que se cambie a los viernes, que sin él las clases de los miércoles ya no van a ser tan lindas? ¿Cómo les explico a mis amigas que me siento sola y que ninguna se da cuenta, que siento que a ninguna le importa?
toda la semana luchando por levantarme temprano y finalmente el domingo (otrora día predilecto de la fiaca y el descanso) me levanto sin despertador a las 07:30 am. no voy a luchar con este signo de la adultez, lo acepto como las primeras líneas de expresión que comienzan a marcar un surco en mi frente (aún me resisto al botox aunque me hice amiga del retinol). hay algo muy bello en el silencio de las mañanas de domingo, en el sol tibio de mayo y la suavidad de esta brisa otoñal. dentro de poco, se cumplirá un año desde que me despedí de Silvestre. todavía no sé si me acostumbro a su ausencia, y a veces pienso que no lo pienso lo suficiente (nigún duelo es lineal). ¿me recordarán aunque no esté muerta? ¿y cuando ya no esté de verdad? ayer inició el ciclo de despedidas de una amiga que se muda de país para estar cerca del hombre que ama. yo también imaginé un futuro así, aunque no prosperó (ya casi no recuerdo ese momento, pero sucedió). no puedo imaginar el vértigo que implicaría ...
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