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All my little words.


Cuando intento volver a confiar pero siempre me choco con la misma pared, cuando la gente me decepciona una y otra vez, sólo quedás vos, que al hablar decís nosotros, como si fuéramos uno los dos, y quizás en parte lo somos (el reflejo en el otro), pero eso no impide que te vayas (y que una parte de mí también se vaya con vos).
No me malinterpretes, me alegra porque sé que lo merecés, y estoy muy orgullosa (muy), pero no me pidas que no me duela, que no llore, que no te extrañe.

Comentarios

Lola ha dicho que…
Jaja, en realidad estoy en una etapa de no relaciones, no sé si es lo más sano, pero por ahora es lo mejor. Odio las parejas que hablan en plural.
Tercer ítem: eso de estar feliz por el otro me parece una actitud tan madura, tan no-yo, que es lejana. Claramente, estar bien por un lado no impide una cantidad infinita de tristeza, nostalgias, recuerdos borroneados, eso. Vida.
Nada, como siempre, felicidad, todo esto es tiempo que se va, y está bárbaro crecer a través de todo el dolor y todo lo malo que te hace sentir, pero yo siempre trato de hacer énfasis (sobre todo para mí misma) del carácter efímero de todo.
Cuarto tema: la loca de mierda es lo más, una genia.
Un beso amiga anónima, 'c.'
PD: El día depresivo ayuda a la reflexión triste. El blog es triste por naturaleza. Todos somos poetas malditos, jaja. Pero (al menos yo) sin tanto glamour, sin un altillo en Montparnasse, sin una botella de ron añejo ni vaso de vidrio)
Lola ha dicho que…
Jaja, yo tengo menos glamour que no sé, Silvia Suller.
Ayy, ya vi a la loca de mierda en the cavern, es una genia, pero volvería mil veces, además me emocionó tu invitación.
creo que te encontré en facebook, jaja, pero me da cosa agregarte porque me da miedo (?) que no seas vos y no sé.
El clima deprime, te juro que te entiendo. Encima tengo que dar final de semiología, es un día propicio para el suicidio.
Pero seamos felices.
Un beso, y dale, cuando quieras vamos a ver a la capa.

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Estanque

Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe

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