Me cansan muchas cosas, pero de las que más me cansan, una es mi rol de hermana mayor. Tener que ser yo la que cocina, la que pone la mesa, la que cuide de, la que da el ejemplo, yo la que tenga que llevar, traer, buscar, crecer. Hay días en los que quiero tener 10 años y que mi única preocupación sea conseguir el nuevo truco para el GTA. Me cansa ser la única que va a terapia en mi familia, porque (y esto quizás sólo pueda comprenderlo la gente que se analiza) uno piensa, reflexiona acerca de uno mismo y su entorno y avanza, crece, y es un bajón cuando la gente que lo rodea se establece en la meseta (simple, cómoda y conservadora). Todo es más fácil así, claro que es más sencillo delegar las cosas y poner excusas y justificarse y culpar a los demás por las cosas que uno no puede o no quiere hacer. Pero no está bien.
Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.
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