Tengo que dejar de ver películas de amor. Dios, estúpidas comedias románticas hollywoodenses que no sirven para nada. Hoy me levanté a las dos de la tarde, sí, again estoy apática. Y no quiero. Pero al mismo tiempo no tengo ganas de salir, hablar, verme con gente que no sabe lo que me pasa, hacer que estoy bien, sobreponerme, que me digan que me extrañan cuando hace más de un mes que no nos vemos, que no me llaman, que no me conocen. Y si, es cuestión de confianza, de abrirse con el otro, lo sé, pero no tengo ganas, creo que todo lo que no se pudo abrir durante cinco años ya no va a pasar, y menos ahora que cada una está en la suya, con su propia vida. A veces me pongo a pensar por qué nunca puedo ser realmente sincera, pero todavía no lo sé. Supongo que una cadena de malas experiencias, de diferencias insalvables, esperanzas y desilusiones, dar y no recibir, creer o reventar (?). Estoy tan desencantada de todo que es horrible. Es como que perdés la inocencia. Y hoy no tengo ganas de ponerme la máscara de divertida, de cínica, de la que hace chistes y comentarios forros sobre gente que nos cae mal. Hoy es esto: la botella de agua sin gas, ensalada de frutas (se terminó el chocolate y ni ahí voy a comprar más), películas id y yo en un maratón eterno por volver a creer en el happily ever after una vez más.
Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.
Comentarios