Me preguntan cómo estoy y miento: bien. Contesto con monosílabos porque realmente no me interesa hablar más, igual pregunto vos qué tal, sólo por cortesía, y la gente da demasiados detalles sobre su fin de semana. Entonces: estás rara, y yo: no te preocupes, estoy bien. Me preguntan por mis horarios del cbc: el otro día te vimos, decime cuándo vas así te pasamos a buscar el próximo viernes, y yo: silencio. Gracias, paso.
Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.
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