Ir al contenido principal

The Flowers

Estoy mal. Y estoy harta de estar mal, pero esta vez es porque recibí muchas malas noticias todas juntas, y me desaniman tanto, pero al mismo tiempo todavía no terminó y no puedo no hacer nada. Odio estas situaciones. Al final no me llevé antropología pero tengo que rendir final de economía (esperable) y de sociología (inesperado) que no me causa ninguna gracia, al contrario, me dan ganas de tirarme debajo de las vías del ferrocarril Sarmiento. (Ibuevanol) Plus: las fechas son el 21 y el 28 de diciembre (o sea, 28!). Por otro lado, me acabo de enterar que para la beca sólo me cuentan las notas de los exámenes que rindo esta semana, con lo cual las notas que me saqué valen poco y nada, y está bien, aprobé muy bien, no estoy mal pero me preocupa sobre todo la parte de exactas; igual, come on, es totalmente injusto. Aparte de todo eso y como frutilla del postre por fin caí (con todas las letras) en que la respuesta no es ni G, ni G', ni J, ni M: hasta que no me enamore de mí misma no voy a poder enamorarme de nadie.
Conclusión: como primer paso, voy a empezar un curso de meditación lo antes posible, porque ya está, basta, no puedo vivir tan pendiente del exterior, tengo que encontrar mi propio eje interno (por más berreta que les pueda sonar).

Comentarios

BarbiSch ha dicho que…
Totalmente, aceptar al otro es aceptarse a uno mismo, si no empezás un curso de meditación al menos leete algunos ejercicios o afirmaciones, jaja la metafísica sirve mucho para estas cosas.
Un beso y arriba el ánimo que por más que tengas que rendir esos finales, es todo en este mes... después te liberás.
Lola ha dicho que…
Bien ahí con la autoayuda. No, es muy bueno eso de darse cuenta dónde está el problema. Sé que vas a poder cambiarlo, sin dudar.
Un beso c.! Espero que un día te reserves para vernos y llorar un rato y hablar.

Entradas populares de este blog

Estanque

Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe

¿Que tiene que tener un poema para que te guste?

Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.

el mejor cover de tu vida