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Los zapatitos me aprietan, las medias me dan calor

De todos los posibles tipos de vecinos hay dos que pueden ser muy peligrosos, a saber:
- El psicópata. No hay mucho que explicar, tiene cara de loco, se pelea con el padre/madre/pareja/etc. a los gritos y podrías asegurar que algún día va a terminar en una tragedia con placa roja de Crónica.
- El que te enamora. Mucho coqueteo en el ascensor, mirada va, mirada viene, un piropo por algún lado, demasiadas sonrisas para que sea inocente. No importa si se concreta o no, las cosas pueden terminar mal. Be careful

PS. A vos, boy del primer piso de la esquina, debo confesarte que extraño tus "te quiero vecina" desde el balcón cada vez que llegaba del colegio (decí que era una púber de catorce/quince años y vos debías tener diez años más, si no...). Las vueltas no tienen el mismo encanto que entonces.

Comentarios

BarbiSch ha dicho que…
jaja pero diez anios (no enie) no son nada!!!
Yo no tengo vecinos interesantes, solo uno que va al barrio algunos fines de semana... que cagadaaaa
beso!
Ka ha dicho que…
antes de mudarme tenía una vecinita que cuando yo estaba en la primaria me gritaba 'te amo' desde la ventana, hasta una vez me tocó el timbre y le cerré la puerta en la cara. Despues crecimos y se hizo bonita =(
salut. (dejo pendiente la firma atemporal)

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Estanque

Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe

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Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.