El miedo que nos suspende por completo viene de adentro. Son los días que pasan y no vuelven. La incertidumbre de no saber dónde estás, hola, sí, a vos te hablo, te miré todo el día y vos no me ves. Otra vez la duda y todos esos pensamientos que siempre piensan en volver. Nadie tiene todo. Perdón, nadie sabe cuando lo tiene todo, y un día, así, sin más, las cosas se pierden: primero las lapiceras, las cartas, las personas, luego la paciencia, el amor, la esperanza. No quiero morir sola, para vieja está la casa. Estoy enferma de la humedad del placard, de la naftalina en el cajón, de las goteras en mi cuarto y la incomodidad del sillón. Estoy enferma de esta tristeza que me alcanza cada vez que estoy con vos, y vos? No digas nada que no quieras decir. No me mires a los ojos con piedad, no es la mirada que busco inspirar. Yo hace años que te miro y no me notás. Menos mal que no dependo de vos ni de nadie, mejor no depositar en tus hombros porque se corrompen con facilidad. Aprendí a no esperar las llamadas que nunca llegan, pero, a veces, igual.
Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.
Comentarios
Un saludo
estar solo
pero a menudo toma décadas
darse cuenta de ello
y más a menudo
cuando esto ocurre
es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
un demasiado tarde
Bukowski
Mientras no sea monótono, todo bien. Siempre es bueno variar las tristezas, las dudas, las relaciones y las soledades.... y de miedos...
Es bueno también mirar con piedad, y de vez en cuando, no esperar.