¿Te acordás cuando decíamos que ese verano iba a ser nuestro? Pasar todo el día en la playa, el sol, la arena y el mar, y quién te dice, también una vida juntos. Mirar el cielo y descubrir formas en las nubes, un corazón, el perro que íbamos a tener en la casa de Almagro, o la guitarra que tocabas sólo para mí. Yo sí, me acuerdo de tu cara tus ojos tus pestañas, tu sueño, tu esperanza. Y también me acuerdo de cómo yo te miraba, con la ilusión de quien mira el horizonte y grita tierra, yo miraba el horizonte y te veía a vos, se me ponía la piel de gallina, tal vez por el viento que venía del mar, ese verano hubo mucho viento, o tal vez no. En esa época soñábamos más. Cuando decíamos que nuestro amor no iba a envejecer, que en la playa, acostados uno junto al otro, ese verano iba a ser eterno, igual que las caricias los abrazos los besos, ¿te acordás? Sí, yo me acuerdo, de los días, las noches, el calor. Jugar en el mar, buscar caracoles, después no sé qué pasó. El sol estaba fuerte ese verano, vos viste cómo ardía mi espalda, tal vez fue eso, o la marea, que sube y baja, o el viento, que terminó por llevarse todo lo que quedaba. Quizás sólo fui yo y tal vez eso ya no importe.
Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe
Comentarios
dos cuepos frente a frente son a veces dos astros / que caen en un cielo vacío..
no lo recuerdo bien... pero es algo así.
Y tbn me recordó a una película de Igmar Berjman, que se llama: "Un verano con Mónica"...
Yo creo que podría funcionar como un cortometraje con voz en off.
Tú que dices..?