Un día en la vida de Luisa es simple: cuando sale el sol escuchar la radio, después ir a Coto, cargar las bolsas, volver, cocinar un pollo, volver a escuchar la radio, mirar por la ventana, volver a salir para ir a Coto y volver a su casa.
Luisa tiene una casa, limpia y prolija, y un vecino que vive en una casa que se viene abajo. Pero tiene también una cabeza con la que no para de pensar. Luisa vive, literalmente, en su cabeza, y en ella confunde las frases oídas en la radio con argumentos filosóficos, un Odex que compró en Coto se transforma en su empleado doméstico y mejor compañía, su novio muerto regresa a pedir disculpas por haber muerto y el joven músico vecino no deja de tocar en su guitarra una música triste.
En su soledad, Luisa imagina (vive) todo tipo de sucesos en los que se confunden sueño y realidad. De pronto, todo se mueve, Luisa va y viene, todo se confunde, en algún lado suena una música triste, en algún lado alguien dice algo... Luisa sigue ahí, junto a su casa, junto al vecino, la radio suena, el pollo está en el horno... Otra vez se hizo de noche, en algún lado, alguna vez.
Como su casa de cartón y su mundo de fantasías, la realidad de Luisa es frágil. Y en la fragilidad de su imaginación, en su confusión de realidad y fantasía, es donde conocemos a Luisa y su intento por comprender el mundo, su mundo: hecho de vivos y de muertos, de días y de noches, de debilidad y tristeza.
De su debilidad y su tristeza brota el consuelo de esta obra: El mundo es el que nosotros creamos, o como Pedro dice a Luisa en su sueño: "En lo imposible está la realidad".
Esta canción me da unas ganas de llorar increíbles, hace tres días más o menos que la escucho sin parar y me emociona mucho cada vez. Pienso en mi vida que no va para ningún lado, o así lo siento. En que el otro día fui a cenar con unos conocidos -going-on- amigos y que hablando con uno de ellos me dijo que qué hacía perdiendo el tiempo en la carrera de mierda que curso. Pero no me enojé, porque es imposible enojarse con él, y porque yo también pienso un poco eso. No sé si es una carrera de mierda, pero tal vez para mí sí lo es, que no me veo vendiéndole a la gente cosas que (a mi entender) no necesita, que no es eso lo que quiero para mi vida, el verso ese del postgrado el master el doctorado el postdoctorado el postpostpostdoctorado y en fin. Que me angustio y no me dan ganas de nada. Que tengo todos los horarios corridos y duermo hasta las dos de la tarde casi todos los días. Que pienso que ahí, allá, afuera, no hay nada para mí. Que es todo un poco lo mismo, quedarse o salir. ...
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