Llego, apurada como siempre, y un chico lindo y alto que está en la puerta me deja pasar. En el patio hay bastante gente, adentro todavía más. Por suerte, encuentro caras conocidas rápido: J. de boina negra, D. saca entradas, S. es la primera en saludarme. Siguen G. e I., hace mucho que no los veo a ellos dos. Cinco minutos después abren la sala. La escenografía me gusta. Me siento con S. en la cuarta fila, después los chicos preguntan por qué no adelante de todo, nos levantamos pero en el medio ocupan los asientos, terminamos con S. en tercera fila, me gustaba más la ubicación anterior. Las actrices ya están en escena. Termina de acomodarse el público, hay algunas caras conocidas (a veces, el circuito de teatro under-experimental-independiente resulta demasiado pequeño).
La obra transcurre con sus momentos más o menos graciosos, más o menos dramáticos, más o menos extraños, y entonces un beso: él y una de las chicas en situación romántica apasionada, y desde adentro algo empieza a doler. La escena dura bastante, pero al mismo tiempo me fascina, me pregunto cómo se sentirá ser besada así, por sus labios, con sus manos en mi cintura, y mis brazos que rodean su cuello (sí, me vuelvo cursi-melosa-insoportable con mis fantasías adolescentes), cómo sería que después me mire como hace con ella ahora, esa mezcla de amor-ternura-admiración, la misma que tengo yo cuando lo veo a él (se dará cuenta de eso y decidirá ignorarlo o sólo pensará que soy amable-agradable-simpática?). La obra termina, me parece que al final le falta algo pero no digo nada, los chicos dicen que les gustó (en cierta manera, me molestan las conversaciones post-espectáculos, no sé bien por qué, a veces creo que la gente se esfuerza por entender cosas que ni los mismos artistas comprenden). Decidimos esperar en el hall a que salga y saludarlo. Es curioso, hace algo más de dos años, acompañada de un chico que nunca me quiso aunque yo me ilusionaba con que tal vez quizás sí, salía de ver una obra en la que él actuaba, entonces éramos extraños, y creo que en ese momento deseé conocerlo, imaginé cómo sería que al encontrar mi mirada en el público sonriera, y ahora estoy acá, sabe quién soy y me sonríe pero yo desearía ir todavía un poco más allá y que sintiera algo por mí, que yo lo fascinara, lo enamorara, no sé, algo así. Sale, saluda a J., me saluda, saluda a los demás. J. le dice que nos gustó la obra. Él agradece y vuelve a sonreír (tiene una sonrisa hermosa). Se acerca más gente a saludarlo. Es hora de irnos, ya no tenemos nada más que hacer ahí.
G. dice que hay una fiesta cerca, que si queremos ir. J. propone ir a otra fiesta en el Konex. Hace frío, su plan no prospera. Caminamos un par de cuadras y subimos las escaleras del "club de arte". Toca una banda de reggae-ska-lo que sea. Una cerveza. Dos cervezas. Tres cervezas. No me reconozco. Hablo bastante, sonrío todavía más, me duelen un poco los pómulos. Pienso todo el tiempo qué hago ahí, por qué soy como soy y no de otra manera, por qué me cuesta tanto todo, por qué siempre siento que la vida pasa por un carril y yo por otro. Y sigo con la sonrisa pegada. S. y D. se van a eso de las dos. A las tres G. dice que se va y decido salir con él. G. me gusta un poco, pero tiene diez años más y una novia. Me pregunta cómo me vuelvo y le digo que creo que mi espíritu burgués y yo nos vamos a tomar un lindo taxi. Él se ríe y dice que se va a ir caminando, yo también caminaría si estuviera a diez cuadras de mi casa. Al llegar a la avenida nos despedimos. Le deseo suerte, ya no nos vamos a ver. Él va para la derecha, yo cruzo y voy hacia la izquierda, al final me decido por tomar un colectivo.
Me gusta el silencio de la calle en la noche, en el invierno. La bufanda hasta la nariz, en realidad no tengo tanto frío pero me divierte jugar a que un poco sí, mientras espero pienso que debería amigarme con mi vida, con el exnovio que no quiero reconocer como actualalgo porque no me gusta pensarme ahí, porque no puedo creer que todo sea tan distinto y esté tan igual, casi como si el tiempo no hubiera pasado. Me gustaría ser una de esas chicas que no tienen problemas, o que parecieran no tenerlos, y toman una, dos, tres cervezas un sábado a la noche y se quedan bailando hasta las cinco de la mañana, chicas que se besan con extraños, que consiguen lo que quieren, o que al menos tienen el valor para ir a buscarlo. Quizás en algún momento me arrepienta de todo esto que pienso y no digo, o tal vez dentro de unos díasmesesaños mire hacia atrás y me ría de esta situación y me sirva para recordarme lo dramática que soy (desearía vivir la segunda opción, aunque creo que la primera es mucho más factible). Llega el colectivo que pasa por lo de exnovioactualalgo y por un momento tengo el impulso de subirme e ir a dormir a su casa para no sentirme tan sola, pero mejor no. Después de media hora de todo esto, llega mi colectivo, subo y me imagino una vez más con él, sus manos en mi cintura, mis brazos que rodean su cuello, me besa y lo quiero.
Pero las cosas no son así.
La obra transcurre con sus momentos más o menos graciosos, más o menos dramáticos, más o menos extraños, y entonces un beso: él y una de las chicas en situación romántica apasionada, y desde adentro algo empieza a doler. La escena dura bastante, pero al mismo tiempo me fascina, me pregunto cómo se sentirá ser besada así, por sus labios, con sus manos en mi cintura, y mis brazos que rodean su cuello (sí, me vuelvo cursi-melosa-insoportable con mis fantasías adolescentes), cómo sería que después me mire como hace con ella ahora, esa mezcla de amor-ternura-admiración, la misma que tengo yo cuando lo veo a él (se dará cuenta de eso y decidirá ignorarlo o sólo pensará que soy amable-agradable-simpática?). La obra termina, me parece que al final le falta algo pero no digo nada, los chicos dicen que les gustó (en cierta manera, me molestan las conversaciones post-espectáculos, no sé bien por qué, a veces creo que la gente se esfuerza por entender cosas que ni los mismos artistas comprenden). Decidimos esperar en el hall a que salga y saludarlo. Es curioso, hace algo más de dos años, acompañada de un chico que nunca me quiso aunque yo me ilusionaba con que tal vez quizás sí, salía de ver una obra en la que él actuaba, entonces éramos extraños, y creo que en ese momento deseé conocerlo, imaginé cómo sería que al encontrar mi mirada en el público sonriera, y ahora estoy acá, sabe quién soy y me sonríe pero yo desearía ir todavía un poco más allá y que sintiera algo por mí, que yo lo fascinara, lo enamorara, no sé, algo así. Sale, saluda a J., me saluda, saluda a los demás. J. le dice que nos gustó la obra. Él agradece y vuelve a sonreír (tiene una sonrisa hermosa). Se acerca más gente a saludarlo. Es hora de irnos, ya no tenemos nada más que hacer ahí.
G. dice que hay una fiesta cerca, que si queremos ir. J. propone ir a otra fiesta en el Konex. Hace frío, su plan no prospera. Caminamos un par de cuadras y subimos las escaleras del "club de arte". Toca una banda de reggae-ska-lo que sea. Una cerveza. Dos cervezas. Tres cervezas. No me reconozco. Hablo bastante, sonrío todavía más, me duelen un poco los pómulos. Pienso todo el tiempo qué hago ahí, por qué soy como soy y no de otra manera, por qué me cuesta tanto todo, por qué siempre siento que la vida pasa por un carril y yo por otro. Y sigo con la sonrisa pegada. S. y D. se van a eso de las dos. A las tres G. dice que se va y decido salir con él. G. me gusta un poco, pero tiene diez años más y una novia. Me pregunta cómo me vuelvo y le digo que creo que mi espíritu burgués y yo nos vamos a tomar un lindo taxi. Él se ríe y dice que se va a ir caminando, yo también caminaría si estuviera a diez cuadras de mi casa. Al llegar a la avenida nos despedimos. Le deseo suerte, ya no nos vamos a ver. Él va para la derecha, yo cruzo y voy hacia la izquierda, al final me decido por tomar un colectivo.
Me gusta el silencio de la calle en la noche, en el invierno. La bufanda hasta la nariz, en realidad no tengo tanto frío pero me divierte jugar a que un poco sí, mientras espero pienso que debería amigarme con mi vida, con el exnovio que no quiero reconocer como actualalgo porque no me gusta pensarme ahí, porque no puedo creer que todo sea tan distinto y esté tan igual, casi como si el tiempo no hubiera pasado. Me gustaría ser una de esas chicas que no tienen problemas, o que parecieran no tenerlos, y toman una, dos, tres cervezas un sábado a la noche y se quedan bailando hasta las cinco de la mañana, chicas que se besan con extraños, que consiguen lo que quieren, o que al menos tienen el valor para ir a buscarlo. Quizás en algún momento me arrepienta de todo esto que pienso y no digo, o tal vez dentro de unos díasmesesaños mire hacia atrás y me ría de esta situación y me sirva para recordarme lo dramática que soy (desearía vivir la segunda opción, aunque creo que la primera es mucho más factible). Llega el colectivo que pasa por lo de exnovioactualalgo y por un momento tengo el impulso de subirme e ir a dormir a su casa para no sentirme tan sola, pero mejor no. Después de media hora de todo esto, llega mi colectivo, subo y me imagino una vez más con él, sus manos en mi cintura, mis brazos que rodean su cuello, me besa y lo quiero.
Pero las cosas no son así.
Comentarios
Un beso Caro
ps: cumplí con mi promesa ja
Oye me alegra saber de tí!
Cómo has estado?
Un abrazo!
Qué post que te mandaste...
Tengo muchas ganas de escribirte algo, pero no logro darle forma sin que parezca cursi o estúpido. Así que por ahora lo dejamos así.
Solamente esto: fijate si el espejo en que te mirás está derecho o combado.
Te mando un abrazo grande.