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La semana trágica en que me hice poeta


A veces creo que voy al teatro a enamorarme. No, en realidad a veces no: voy al teatro a enamorarme. Lo que sí: a veces sucede y otras no. Ayer me enamoré, de un chico del público que era alto, usaba lentes y estaba solo*, claro, y de un personaje: Pedro Testa, o la clase media argentina. Alberto Ajaka: genio. Hace unos meses aquí mismo recomendé ver Cada una de las cosas iguales, ahora además de eso les digo que vayan a ver Ala de Criados, muchachos. Las actuaciones son geniales (entre el elenco se encuentra Esteban Bigliardi, actor de El tiempo todo entero, obra que también recomendamos por estos pagos), y te aseguro que si sos mujer vas a querer que Pedro intente seducirte, no miento, le comprás toda la galantería. Imaginate si un hombre te tira la siguiente frase:
- Hable
- ¿Qué digo?
- Decí besame
y acto seguido te besa con pasión. Yo creo que muero o me derrito o muero derretida, algo así, seguro.**
La cuestión es que el texto tiene momentos destacables, el vestuario es muy bueno, la iluminación acompaña y el espectáculo en general es emocionante, pero no necesariamente en un sentido acuoso -de puro llanto-, sino de ver tanto talento junto y tan bien desplegado. Una reflexión sobre la Argentina en clave histórica, con momentos cómicos, dramáticos, amorosos y metafóricos, por qué no, también. Así que algún fin de semana  pasen por el Teatro del Pueblo y después me cuentan (atención: no pierdan mucho tiempo que parece que ya termina).

* por cualquier cosa, si llegás a leer esto, yo era la que te miraba fijo y sonreía como una tonta, iba acompañada de mis padres, mi mail aparece acá al costado, no dudes en escribirme.
** desde ya, vale aclarar que por estas cosas (incluido el primer asterisco) sigo sola, ja.

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