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Houston we have a problem

Van dos veces ya. Lo veo y se me acelera el corazón. No miento. Me da taquicardia. Lo comenté con mi mamá, ella dijo que no era taquicardia. Lo busqué: aparentemente el término técnico es taquicardia sinusal. Para el caso es igual. Se me acelera el corazón, me paralizo y no sé qué hacer. Creo que nunca me pasó algo así -y si sucedió fue hace tanto que ya no lo recuerdo. No sé si tomarlo como un signo de algo (de qué?), o como que estoy más fóbica que nunca. Me inclino a creer en la segunda opción.
Necesito consejos útiles para hablar por primera vez con alguien que -técnicamente- no conocés (pero del cual sabés muchas cosas). Acepto sugerencias.
Gracias,
Beijinhos

Comentarios

KlaurocK Suicida ha dicho que…
En ese tema, tengo mas preguntas que sugerencias.Asi que me sumo a su pedido de respuesta, y espero ansioso la misma!
Diego Barrenechea ha dicho que…
yo creo que lo primordial es no fingir ni forzar nada (es decir, ser tú misma y no intentar controlar mucho la situación, la vida sigue siempre), tampoco intentar retener tus impulsos, pero sí q estés consciente de ellos, a lo que voy es q tus nervios te pueden jugar en contra, hay que calmarlos un poco.

Hace años, cuando tenía fotolog, había subido la foto del club de la pelea que tenías, esa escena es brutal.

Estoy bien si, cerrando algunos capítulos, ordenando y renovándome en otros. Estamos en contacto, un abrazo :)
Alone ha dicho que…
Si es un chonguito... olvidarte de todo lo que (técnicamente) sabés.
Si es otra cosa... con un hola creo un comienzo :)
beso!!!
Anónimo ha dicho que…
Tal vez no sea el mejor calificado para decirlo.
Sacando de tema que la taticardia, no es un problema cardiaco, sino una susecion de emociones, que queda mas cientifico que decir "amor", solo se puede decir una cosa:
Podes hablarle y ver que pasa, o vivir en la duda el resto de tus dias....
c. ha dicho que…
gracias!! ya tendremos novedades.
o no.
pero bueno.

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Estanque

Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe

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