¿Viste esas cosas que duelen y no se pueden decir? Existen palabras para nombrarlas, para describirlas, intentar abordar los problemasentimiento de alguna manera, pero en realidad no, en realidad nunca podemos decir todo eso que nos duele y no pasa. A mí a veces todavía me ataca un miedo irracional a quedarme sola, sola-sola: despertarme un día dentro de quince, treinta, cincuenta años, y que no quede nadie para agarrarme de la mano y sacarme de casa cuando me vuelvo gris, nadie a quien decirle lo que siento de verdad, confesar lo que me pase con toda mi honestidad, nadie frente a quien no sienta la obligación de mostrarme feliz. Tengo miedo de perderme, de que me pierdan, de que no queden relaciones verdaderas. Te lo puedo decir, claro, porque hay palabras para todo, pero no sé si de verdad me entendés cuando te hablo.
¿Viste esas cosas que duelen y no se pueden decir? Existen palabras para nombrarlas, para describirlas, intentar abordar los problemasentimiento de alguna manera, pero en realidad no, en realidad nunca podemos decir todo eso que nos duele y no pasa. A mí a veces todavía me ataca un miedo irracional a quedarme sola, sola-sola: despertarme un día dentro de quince, treinta, cincuenta años, y que no quede nadie para agarrarme de la mano y sacarme de casa cuando me vuelvo gris, nadie a quien decirle lo que siento de verdad, confesar lo que me pase con toda mi honestidad, nadie frente a quien no sienta la obligación de mostrarme feliz. Tengo miedo de perderme, de que me pierdan, de que no queden relaciones verdaderas. Te lo puedo decir, claro, porque hay palabras para todo, pero no sé si de verdad me entendés cuando te hablo.
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