Ir al contenido principal

17.04

Hay ciertas ocasiones en que la vida te sonríe, o vos le sonreís a la vida. Aunque a la mañana le hayas pifiado al cálculo intuitivo y la mina del colectivo bajó en la terminal con vos, pero bueno. Por momentos, podés llegar a ver tu vida pasando como fragmentos, y te gusta. Hay arte en la vida, existe belleza en la vida de cada quien, pero no todos lo ven, no todos lo perciben, supongo. Te animás a amigarte con lo impredecible y no tenerle miedo a lo desconocido, lo nuevo, y entonces sonreís cuando entra un grupo de hip hop y folklore al tren, porque es lindo el factor sorpresa, porque Buenos Aires -es verdad- puede enamorar, y es fascinante la combinación de tren más música, el cielo de tonalidades naranjas y el sol que cae sobre la ciudad.

Ojalá la primavera traiga muchas más tardes así...



Comentarios

Entradas populares de este blog

Estanque

Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe

¿Que tiene que tener un poema para que te guste?

Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.