Ir al contenido principal

Dear:

Mi vida va bien en general; en particular el día de hoy amaneció algo bajo de energía, pero por lo menos el sol brilla sobre Buenos Aires y esperamos que eso traiga mejores brisas también, ja. Acá la vida sigue tan igual como siempre, un tanto caótica y otro poco rutinaria, pero supongo que eso es así en cualquier parte del mundo. La otra noche me quedé viendo "He's just not that into you", sucede que soy una Gigi cualquiera y necesitaba algo que me recuerde que si un hombre tiene interés en una, se va a encargar de hacer contacto. Claro que como todas las películas de Hollywood, es imposible que esta tenga un final infeliz, entonces terminamos en la misma porque una vez más me venden la mentira esa de que las cosas, tarde o temprano, llegan a buen puerto. Y la realidad es que no, no necesariamente. Por lo pronto entonces, estoy tratando de dejar la obsesión compulsiva tan minita de revisar su muro de Facebook (odio a Mark Zuckerberg y su secta de geeks) para ver si sigue vivo y si conoció a alguien más en estos días. No dejo de sorprenderme de mi propia idiotez. Ya sé eh, ya sé: esto no es nada, yo en comparación al resto, a todo el resto, no soy más que un punto en la sucesión infinita, pero viste que para uno, uno es todo. No lloro por él, lloro porque yo no puedo sentirme bien, porque llega el domingo y pienso que no tengo nada para hacer. Vuelvo en el colectivo a la mañana y miro a la gente en la feria de Parque Centenario y te juro que no puedo entender tanta pulsión de vida: a mí los domingos sólo me provocan ganas de dormir, o morir. Y pienso por qué a veces las cosas se hacen tan cuesta arriba. A él también le pesan los domingos, o al menos eso dijo la primera vez que lo vi. Ese día apenas hablamos. Pero me acuerdo, ya sabés, tengo una memoria particular. De vos también me acuerdo, no creas que no. Pienso en vos, sí, cada vez que vuelvo de yoga y paso por tu edificio, miro al segundo piso para ver si hay luz en tu habitación. Claro que no, claro que siempre está a oscuras, con las persianas bajas. Por suerte, tu ausencia ya no me pesa (tanto). Miro atrás y me da añoranza, que es muy distinto de sentir nostalgia. Paul una vez me escribió (respecto de unos poemitas que alguna vez le envíé) que él solía creer que el hombre es en esencia la suma de sus recuerdos; pero que cada vez más encontraba que en realidad es opción, y más precisamente, su capacidad de optar por la forma en que recordará sus recuerdos. Me dijo entonces: "el recuerdo de un abrazo es uno, pero no es el mismo si, mientras se lo mantiene, surge pena o surge sonrisa". Con él también me confundí, era verano y la cerveza siempre logra afectar mis neuronas, o tal vez fue sólo el calor y las ganas de no estar sola. Claro que tampoco hice nada, la duda quedó por siempre mía y nuestra amistad se mantiene imperturbable hasta el día de hoy. Igual que nosotros dos. El tiempo corre de forma tan vertiginosa y de pronto nos encontramos en septiembre, parece mentira que ya pasaron tres casi cuatro años de todo esto, a veces las cosas se vuelven tan lejanas; ahora siento diciembre cada vez más cerca, y la verdad me aterra un poco pensar que este es otro año que va a terminar de igual manera. Porque eso es lo más triste siempre: desear año tras año encontrarme en un lugar diferente y que, a pesar de todo lo que siento que hago por cambiar, todavía siga acá.

Comentarios

Damian! ha dicho que…
identificado al mango... y sumamente honesto lo suyo. Todos somos idiotas en cierto punto, y lo de la memoria selectiva del hombre, es verdad, duele, pero es verdad. Un saludo grande, le deseo el mejor bien, y que todo pase... siempre pasa...
Alone ha dicho que…
No sabés cómo me resuenan tus palabras, pero quizás sea el acá lo que tenga que cambiar :)
Beso!!!!!!!!!!!!

Entradas populares de este blog

¿Que tiene que tener un poema para que te guste?

Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.

clueless

te acordás cuando escribías en un blog y volcabas todas tus fantasías y desilusiones de adolescente tardía? la vida entonces era una superficie tersa aunque la percibías rugosa, había menos preocupaciones pero su magnitud era enorme, por momentos registrabas que las cosas que te dolían eran insignificantes y eso te dolía aún más. no sé si la adolescente que eras se reconocería en la joven adulta tardía que sos hoy, si le daría cringe, si tendría cosas para reprocharte.       quizás sí, yo miro con compasión a esa que fui, y espero que la compasión me acompañe más adelante. hoy fue uno de esos días en que una cosa llevo a la otra y terminé intentando recordar nombres de personas que en otro momento de mi vida estuvieron muy presentes, aunque no fueran cercanas, y eso me hizo desempolvar imágenes, rastrear trayectorias lejanas, atar cabos, hacerme preguntas: ¿todas las personas convivimos con el mismo grado de incertidumbre aunque las cosas en un cv (aka linkedin) pare...

Isósceles

El aroma a fritura que contagia mi habitación, la cerveza que compartimos, tu pelo rapado. En eso pienso ahora que me duele un poco la cabeza y seguro es por las doce horas que dormí después de una semana de dormir cinco horas todos los días. Soñé con el francés de ojos celestes que me decía que la mayor parte de los días se quería, se gustaba mucho, pero justo ese día no, soñé con mi amigo que está enamorado de él, soñé que el francés le decía que cómo podía pensar que él era gay. Me acordé de Les amours imaginaires y el triángulo amoroso. Una situación que se repite, las conductas que hacen que nos demos la cabeza contra la pared una y otra vez. Pensé en esta confusión que me agarra cuando recostados sobre el sillón me tomás del brazo y me decís que me voy a aburrir de vos si nos vemos tan seguido. En verte después de tu clase y regalarte un libro y despedirte con un abrazo. En mi psicóloga que dice que entro en las situaciones y después me voy. En las ganas que tengo a veces de dej...