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Mostrando entradas de marzo, 2013

Las cosas que nos hablan

Y entonces pasa que Pedro no está más.  Y pienso: ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede ser que las cosas sean así? Así, y de golpe. Hoy me desperté con la certeza de haber tenido un sueño. Y de haberlo olvidado. Después escuché en la radio que decían: "Hay que dejar los viejos sentimientos". ¿Qué sentimientos? Los viejos...los viejos sentimientos. Y pensé en vos. ¿Pedro? ¿Tenés frío? Pedro, ¿me escuchás? Hoy a la mañana fui a Coto.  Me encanta ir. Me pone de contenta... Voy a la mañana porque va menos gente. En la caja de un producto nuevo leí que decía: "Cuidado: Frágil". Y pensé en mí. (...) Ariel Farace

hoy

me muero acá

  Durante los '70 Marina Abramovic vivió una historia de amor con Ulay. Cuando la relación se terminó, decidieron caminar por la Gran Muralla China. Cada uno comenzó a caminar desde uno de los extremos con el fin de reunirse en el centro, darse un último abrazo y no verse nunca más. Así lo hicieron. Pasaron 23 años y el MoMa de Nueva York dedica una retrospectiva a su obra. Dentro de esa retrospectiva Marina comparte un momento de silencio con cada extraño que decidía sentarse frente a ella. Y Ulay llegó sin que ella lo supiera.
  por qué será que a veces uno pregunta cosas sobre las cuales no quiere saber la verdad.

all the pretty things that we could be

un mensaje que jamás vamos a enviar: Me duele en el alma  que me ignores así un mensaje para mi terapeuta: No puedo más de la ansiedad

but I like to keep some things to myself

A veces tengo ganas de preguntarte: ¿por qué no te enamoraste de mí? Después me digo que esa es una pregunta que no tiene sentido. Hay días en que vuelvo a ese tiempo horrible, agotador, tan triste, y me digo: qué suerte que (algo) crecí -porque eso del sacrificio masoquista   every saturday night  no daba para mucho. Yo podría haber seguido, sí, así,   ad infinitum , podría incluso ahora creo (porque la pulsión de muerte siempre está latente en mí) darme la cabeza contra la pared una y otra vez y rebajarme a niveles a los cuales nunca pensé que se podría llegar, sólo para ver si te despertaba algo. Lo único que quería que me dijeras era: me importás. Pero no me lo decías, y si me lo decías o me lo hacías entender en cierta manera, yo creía que era mentira, porque de todas maneras yo no te importaba como quería. El problema es que todavía hoy no entiendo lo que pasó. No entiendo cómo pude sentir una conexión tan fuerte si ahí no había nada. Me duele el orgullo cada vez...
Como un jazmín liviano que cae sosteniéndose en el aire que cae cae cae.  Y qué va a hacer.