me duele todo el cuerpo de la humedad. el sábado se sintió muy domingo y hoy que es domingo todo se siente un poco peor. hubiese necesitado hablarte, pero no hay nada que decir, ya no sé qué más decirte, de qué hablar o cómo. sé que si quisiera (quisiéramos), sería cuestión de unos minutos nomás para volver a entrar en código, pero sé también que eso no va a suceder. y de pronto me encuentro una vez más pensando en vos y no sé por qué es. quizás porque no tengo otra cosa en que pensar. pero en este instante me gustaría decirte: necesito que vuelvas a mi vida, a mis días, a mi cotidianeidad, que estés presente. aunque ya no recuerde ni siquiera de qué hablabámos, de qué nos reíamos, qué chistes hacíamos. no sé. pero supongo que todo eso fue lo que de alguna manera me pesó durante el día, you know, la mochila que no terminamos de descargar. no te duele algo muy adentro a veces y te dan ganas de que alguien te de un mapa? (la canción más triste del mundo en su versión más triste, by the way). aunque no existan, una guía, o algo, que alguien nos diga qué hacer porque ya no sabemos qué hacer con nosotras mismas. y nos miramos al espejo y volvemos al mismo lugar del punto cero. ese espacio horrible, donde todo es tristeza y fealdad, pero es más fuerte que nosotras, nos gana, nos vence, sobre todo días como hoy en los que la soledad ataca. y al mismo tiempo, pienso que debe haber algo en mí que no quiere o no puede o no está preparado para nada más. tal vez. quizás. aún así, me pregunto cuánto más faltará, porque acá todo se siente muy listo, muy dispuesto a. aunque sea mentira, porque en el fondo sabemos, en el fondo sé, que seguimos teniendo 15 años y ganas de salir corriendo cada vez que un chico se acerca, se aproxima, entra en nuestro campo de visibilidad. algo nos paraliza, nos aterra, pero no sabemos bien qué. entonces evitamos el contacto, vemos hacia otro lado, bajamos la vista, con cuidado de no cruzar tu mirada, porque ahí sí que puede llegar a peligrar nuestra estabilidad mental. y ahora si querés, con mi vulnerabilidad a flor de piel, podría decirte lagrimeando que no quiero que me lastimen más, o más bien, que no quiero lastimarme más. o que prefiero seguir así, lastimándome yo, pero que sea mi dolor, mío propio, mi llanto, mi angustia y mi consuelo. así no estamos tan solas en nuestra soledad. //reescribimos una y otra vez la misma historia. hasta agotarla, hasta agotarnos, hasta que decante, se disuelva en la memoria. y pensamos que quizás sea necesario abrir la herida para poder sanar.
Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.
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