Celebrar lo que no existe.
¿Hay otro camino para celebrar lo que existe?
Celebrar lo imposible.
¿Hay otro modo de celebrar lo posible?
Celebrar el silencio.
¿Hay otra manera de celebrar la palabra?
Celebrar la soledad.
¿Hay otra vía para celebrar el amor?
Celebrar el revés.
¿Hay otra forma de celebrar el derecho?
Celebrar lo que muere.
¿Hay otra senda para celebrar lo que vive?
El poema es siempre celebración
porque es siempre el extremo
de la intensidad de un pedazo del mundo,
su espalda de fervor restituido,
su puño de desenvarado entusiasmo,
su más justa pronunciación, la más firme,
como si estuviera floreciendo la voz.
El poema es siempre celebración,
aunque en sus bordes se refleje el infierno,
aunque el tiempo se crispe como un órgano herido,
aunque el funambulesco histrión que empuja las palabras
desbande sus volteretas y sus guiños.
Nada puede ocultar a lo infinito.
Su gesto es más amplio que la historia,
su paso es más largo que la vida.
¿Hay otro camino para celebrar lo que existe?
Celebrar lo imposible.
¿Hay otro modo de celebrar lo posible?
Celebrar el silencio.
¿Hay otra manera de celebrar la palabra?
Celebrar la soledad.
¿Hay otra vía para celebrar el amor?
Celebrar el revés.
¿Hay otra forma de celebrar el derecho?
Celebrar lo que muere.
¿Hay otra senda para celebrar lo que vive?
El poema es siempre celebración
porque es siempre el extremo
de la intensidad de un pedazo del mundo,
su espalda de fervor restituido,
su puño de desenvarado entusiasmo,
su más justa pronunciación, la más firme,
como si estuviera floreciendo la voz.
El poema es siempre celebración,
aunque en sus bordes se refleje el infierno,
aunque el tiempo se crispe como un órgano herido,
aunque el funambulesco histrión que empuja las palabras
desbande sus volteretas y sus guiños.
Nada puede ocultar a lo infinito.
Su gesto es más amplio que la historia,
su paso es más largo que la vida.
Poesía Vertical IX
R.Juarroz
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