A veces, después de la cena, cuando salgo a caminar
y mirar el cielo nocturno y descubrir que no tengo idea
de lo que veo, que la distancia de las estrellas
no tiene sentido y su número se encuentra mucho más allá
de lo que puedo comprender, me pregunto si el físico
ve el mismo cielo que yo, una lujosa disposición de luces
ordenadas de acuerdo a nuestra escala, y nuestro poder para
imaginar en términos simples un espacio como el espacio
que padecemos aquí en la tierra, en este cuarto, con vos sentada
en esa silla, leyendo un libro del que no entiendo
nada, pensando pensamientos que no puedo intuir,
mientras se acercan momentos cuya carga es un misterio.
Ah, ¿quién sabe? Ya estamos viajando más rápido de lo que
nuestra aparente quietud puede aguantar, y si la cosa sigue así,
para cuando hable ya estarás a años luz de distancia.
y mirar el cielo nocturno y descubrir que no tengo idea
de lo que veo, que la distancia de las estrellas
no tiene sentido y su número se encuentra mucho más allá
de lo que puedo comprender, me pregunto si el físico
ve el mismo cielo que yo, una lujosa disposición de luces
ordenadas de acuerdo a nuestra escala, y nuestro poder para
imaginar en términos simples un espacio como el espacio
que padecemos aquí en la tierra, en este cuarto, con vos sentada
en esa silla, leyendo un libro del que no entiendo
nada, pensando pensamientos que no puedo intuir,
mientras se acercan momentos cuya carga es un misterio.
Ah, ¿quién sabe? Ya estamos viajando más rápido de lo que
nuestra aparente quietud puede aguantar, y si la cosa sigue así,
para cuando hable ya estarás a años luz de distancia.
Strand
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