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De piedra

A veces estás comiendo una manzana,
o tomando ginebra en una fiesta pésima,
y te acordás de tu garganta y su tersura.

A veces lo único que tenés puesto
es el peso de tus emociones, y tu único abrigo
es algo que se mueve en el abismo de tu panza,

que te hace pensar: Ah, al final, yo
no era de piedra. Cualquiera puede imaginarse
la estatua de un chico así de hermoso, pero ¿quién

se acerca a mirar, nota el brillo nuevo de los ojos?
¿Quién se pregunta si no será el jugo dulcísimo
de alguna fruta blanda sobre tus labios, y se estira

para probarlo? Eso es poco frecuente. Eso es ternura, como
los dientes de mármol que rasgan la piel roja de la manzana. Eso
es amor: cuando él saca la boca de la sal de tu dolor

y también termina llorando.

Logan February
Trad. Ezequiel Zaidenwerg

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