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"...la poesía no es una búsqueda consciente de consuelo, que el poeta no hace lo que hace para obtener un bálsamo, para curarse de algo. La razón es otra: no puede no hacer lo que hace. Habría que preguntarse si es necesario o no consolarse de vivir y de morir. La poesía es hacer frente a lo real, reconocerlo, convertirlo en palabras. Ese proceso es siempre una aproximación y en cierto modo es siempre un fracaso, porque siempre se podría ir más allá. Yo no sé si consuela o no. Lo que sí creo es que si hay algo parecido a la salvación, tampoco sé de qué, la poesía se parece a la salvación. Por supuesto, no es un hospital, ni un salón de baile, ni una caricia, ni la facilidad, ni la comodidad, pero es algo que cuando se experimenta incondicionalmente no se puede reemplazar. Y al mismo tiempo, por encima de todas las relativizaciones, es algo que hace sentir que la vida no es un hecho vano ni gratuito, sino que de algún modo, por esta vía y quizá por otras, admite algo parecido a una justificación. Eso vivido a fondo hace sentir que vale la pena vivir. ¿Esto es consolación? ¿Consuela leer? ¿Consuela amar? ¿Consuela ver? ¿Consuela comprender? Si no hay sentido, esto se parece a un sentido. Quizá haya una situación de intensidad en donde la búsqueda de un sentido, en cuanto a finalidad tangible y explicadora de las cosas, resulte superflua. Sin embargo, no parece inoportuno recordar aquí un pensamiento de Bachelard: La poesía tiene una felicidad que le es propia, sea cual fuere el drama que descubre" 

Roberto Juarroz

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