El abuelo hablaba de su familia, de cómo habían llegado, de su abuela Bahía -me encantó el nombre- que la habían casado cuando tenía apenas 14 años, del Sur, de la 18 de noviembre, de su infancia y yo comenzaba a rodar la película en mi cabeza. Me veía en ese campo de tierras áridas, una vida al mejor estilo La familia Ingalls, monto caballos y socorro a ovejas en pleno parto. Cocino como Francis Mallmann, feliz con mi vida de campo, disfruto de ese mundo sencillo, con sus paisajes simples y solitarios. Fuera de las grandes ciudades y de todo el stress que conllevan. Aunque, claro, es sólo una idea.
Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.
Comentarios
te invito a pasarte por el mio, cuando andes con tiempo
saludos