Volví de mi escapada de tres días y tengo que admitirlo: fui feliz (posta, 72 hs de completa felicidad). Aprendí a andar en bicicleta (finally), me duele todo, tengo varios moretones, mi garganta sufre las consecuencias de todo lo que grité (aaaaaaaaaaaaaaah, zanjaaaaaa, zanjaaaaa!!!) pero nada de eso perjudicó las risas, los abrazos, los te-quiero (sí, estoy un toque cursi maricona). La cabalgata, el queso mantecoso, las empanadas, brownies caseros. Muy rico todo. Mirta Legrand y basta, me voy.
Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.
Comentarios
yo creo que tendría que existir como una quinta de reclusión atea donde no haya contacto con el mundo exterior y somos todos felices tomando sol, leyendo, comiendo, sacando fotos.
es como un rito purificador.
gracias por lo del facebook! hoy tenemos 'tratame bien' para ver, después comentamos.
un beso grande!