Ir al contenido principal

de la loca, la egoísta y la envidiosa.

¿Te acordás cuando pensaba que íbamos a ser amigas por siempre? Bueno, no me pasó sólo con vos, me pasó tres veces en toda mi vida, y las tres salieron mal, todas en menos de tres años. A veces quiero creer que el problema soy yo, y no los demás, porque eso significaría que hay algo que puedo cambiar. Pero no, la verdad es que no creo ser el problema, si no más bien mis malas elecciones. Una convergencia de causas y consecuencias aleatorias que me hacen creer en cosas que no son. Una y otra vez. Querer a la gente al punto de...no ver (ojos que no ven, corazón que no siente?). No sé, en todo caso ya no importa porque ninguna de las tres forma más parte de mí. Extraño sentir que tengo una amiga, pero no las extraño a ustedes, esa es la verdad.
Hoy casa fue un desastre, mamá deprimida, padre y hermanos en otra, y yo como puedo.
El jueves te fuiste (no pude decirte nada), y se cumplieron nueve años desde que murió mi abuela. Demasiadas despedidas.
Dicen que el deseo motiva los cambios, y yo realmente deseo cambiar, pero las transiciones son lo peor.

Comentarios

Lola ha dicho que…
Las mujeres somos muy complicadas, y a nuestra edad abundan las que próximamente serán perras adultas.
Las despedidas, qué tema complejo.
Por más que esté trillada, creo que resume a la perfección esta senación ambivalente:
"las despedidas son esos dolores dulces"
Un beso grande.

Entradas populares de este blog

Estanque

Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe

¿Que tiene que tener un poema para que te guste?

Algo del otro que también sea mío. Para mí en el corazón somos todos parecidas/os, y decir en el corazón es como decir en el fondo, pero, en el fondo de la manera de sentir. Suelo decir que el corazón es la cárcel más común y esto significa que no sólo es el encierro sino el espacio compartido con otros. Cuando me encuentro con ese otro que me habla como desde mí, ahí me gusta lo que escribe, porque ahí me emociono. Yo me emociono con algo físico, soy pasional, no puedo emocionarme con una idea poética de una idea poética que sale de otra idea poética. Eso me aburre, es como oír una música obligadamente, no hay disfrute, me quiero ir de ese poema.