Te vi, estabas más alto (mucho más alto), el pelo rubio un poco más oscuro, tenías una remera negra y pantalones claros, ibas con un Golden Retriever (eso me lo dijo papá, yo no sé nada de razas caninas), antes no tenías perro, quedaban bien juntos, entraste a la heladería y lo ataste a un poste de luz, cuando volviste él te sonreía, y vos también sonreías al acariciarlo, se te veía bien, incluso lejos como estaba y todo, creo que todavía pude ver algo del chico que conocí, yo también sonreí, qué sera de vos después de todos estos años. Cómo es que el tiempo nos cambia tanto.
te acordás cuando escribías en un blog y volcabas todas tus fantasías y desilusiones de adolescente tardía? la vida entonces era una superficie tersa aunque la percibías rugosa, había menos preocupaciones pero su magnitud era enorme, por momentos registrabas que las cosas que te dolían eran insignificantes y eso te dolía aún más. no sé si la adolescente que eras se reconocería en la joven adulta tardía que sos hoy, si le daría cringe, si tendría cosas para reprocharte. quizás sí, yo miro con compasión a esa que fui, y espero que la compasión me acompañe más adelante. hoy fue uno de esos días en que una cosa llevo a la otra y terminé intentando recordar nombres de personas que en otro momento de mi vida estuvieron muy presentes, aunque no fueran cercanas, y eso me hizo desempolvar imágenes, rastrear trayectorias lejanas, atar cabos, hacerme preguntas: ¿todas las personas convivimos con el mismo grado de incertidumbre aunque las cosas en un cv (aka linkedin) pare...
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besos C.