y las ganas de llorar atragantadas, de decir(te) que por favor me busques, que por favor me encuentres, me saques de este basural, este rincón húmedo y oscuro, tan frío como la peor prisión más austral del mundo. La peor celda es uno mismo, ya lo dijo Idea, y yo también (te) lo digo, mi conciencia me destruye cada día un poco, va despacio, socava y corroe, perfora. No (te) pido que me salves, eso sólo puedo hacerlo yo misma, lo que quiero/necesito (todavía no descifro las barreras entre necesidad real y deseo) es que me ayudes, que me lleves al parque, que me acompañes en esos días grises grisoscuro en que veo películas tristes para justificar mis lágrimas, que me digas cosas lindas para volver a creer en la belleza (de estar viva). Que me digas que las cosas no están tan mal y que los cambios ocurren y la suerte existe. "La muerte es una opción que me tranquiliza", pero -para ser sincera- si lo pienso dos veces me da miedo. Me asusta la vida y me asusto de mí misma. Me da miedo esta soledad que atesoro como si fuera lo único, lo más importante que tengo. Este poco orgullo imbécil que me separa de vos y de todo el resto. Esta cobardía disfrazada de acidez, ironía (palabras cruzadas retorcidas). Decime, decime sin miedo lo tarada-estúpida-insoportable que soy y después abrazame y decime que me querés lo mismo, que todos tenemos problemas, estas cosas, que lo que importa es escucharnos-entendernos-ayudarnos mientras dure el camino. Que a vos también un poco te asusta pero que si lo pensás es absurdo y hasta gracioso y que si no sería aburrido, que es así y que no lo piense mucho porque nada tiene mucho sentido. Dame la mano y decime que no (me) podés prometer algo como no soltar(me)la nunca jamás porque eso sería mentir(me) y vos preferís decir la verdad, que me querés, que incluso podés llegar a amarme, pero que quizás no dure, que tal vez se termine antes de que vos o yo podamos acostumbrarnos a la idea de estar juntos o separados, y que aún así vale la pena.
Cada cosa viva o muerta que el mundo rechaza se reúne: las raíces de los árboles secos que siguen profundamente agarradas a un suelo que ya no las retiene, el moho que al crecer parasita el tallo de la planta joven, el perro moribundo tirado al costado de la ruta, las ramas más jóvenes del ceibo que el temporal derriba, la serpiente de coral emboscada por la fiera, que se repliega sobre sí y permanece quieta como si fuera su propia cáscara vacía en el monte espeso. Para quienes fueron dañados, todo lo que llega después del daño es una gracia. Alguna vez vadearon la vida como si fuera un estanque lleno de alimañas, peligroso en la superficie y en el fondo, hecho para el lucimiento de los intactos y los fuertes. Los que no tienen nada que perder entienden la serenidad con que la materia cesa de resistirse al fin a ser vencida. No hay debilidad ni cobardía en ese dejarse ir que aún en medio del dolor crea puntadas de consuelo: quien fue lastimado una y otra vez sabe
Comentarios
Te dejo un beso sobre cada párpado, c. Que cese el llanto algún día. Que colmes el hueco en el pecho. Que desanudes la garganta.
Sos muy valiosa, c.
Te mando un abrazo.
...cuando podamos darnos cuenta que el otro sabe nada igual que nosotros y que no tiene en su poder ninguna llave que nos complete, quizás su palabra pierda un poco de validez y así podamos darnos lugar a nosotros mismos.
Te dejo un abrazo desde el anonimato pero muy sincero!