Durante los '70 Marina Abramovic vivió una historia de amor con Ulay.
Cuando la relación se terminó, decidieron caminar por la Gran Muralla China. Cada uno comenzó a caminar desde uno de los extremos con el fin de reunirse en el centro, darse un último abrazo y no verse nunca más.
Así lo hicieron.
Pasaron 23 años y el MoMa de Nueva York dedica una retrospectiva a su obra.
Dentro de esa retrospectiva Marina comparte un momento de silencio con cada extraño que decidía sentarse frente a ella.
Y Ulay llegó sin que ella lo supiera.
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No te mueras, hace falta que la gente sensible siga bien viva...